El banquete o "symposion" es una de las escenas propias de las cerámicas, y se repite en diversas ocasiones en la colección de cerámicas del Museo.
En concreto, ésta se caracteriza por el equilibrio de la composición entre las 2 figuras. Nótese sin embargo que el ideal de composición griego no es exactamente el de la simetría: la composición es equilibrada, pero no simétrica, sino eurítmica, es decir, busca en buen ritmo, la armonía de la composición, por encima de una composición perfectamente simétrica.
El dibujante de vasos tiene una libertad de la que el estudioso actual carece. Su trabajo su preocupación es la de realizar un buen trabrajo, la nuestra es la de ser fidedignos a ese trabajo inicial.
El dibujante griego sabe que su trabajo es apreciado, valuoso (incluso costoso) ya que especialmente se trata de un objeto de alto valor económico y deseado como objeto de comercio. Esa apreciación estética y crematística lleva a los artistas griegos de la cerámica a abrir obradores en la Magna Grecia.
La gran ventaja del dibujante griego es que carece del respeto reverencial hacia el objeto que los estudiosos y amantes contemporáneos mantenemos. El vaso cerámico es un objeto de uso, quizá de un uso más elevado, motivo por el cual los encontramos en los sepulcros como objetos preferentes para la tumba. De ahí también el refinamiento en su elaboración.
El artista de los vasos es sofisticado, elevado u libre. Utiliza el estreotipo dado por una estética precisa, la del arte griego, gracias al cual, por ejemplo, podemos reconocer a los personaje s que aparecen en las diversas escenas. Pero no es un estereotipo necesariamente en cuanto a la forma, ya que evita la línea (la silueta) sistemática, de tal manera que alguna de estas piezas se convierten en elementos excepcionales, en obras de una alta calidad artística.
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