Esta ánfora es de una belleza excepcional. En concreto la figura de este Apolo con kithara en negro junto a un cervatillo que aparece tras él, tiene un carácter monumental. El trazo es exquisito, y uno al aspecto primitivo de las cerámicas de figuras negras, una delicadeza y una armonía estrictamente musical. El dibujo vibra y suena. Las líneas recuerdan las cuerdas de la propia cítara. Los detalles son de gran sutileza, desde los pequeños rizos del cabello, hasta la piel del animal, ligeramente texturada mediante el uso de unos minúsculos círculos que la diferencian del resto.
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